Evangelio según san Juan, 12,20-33 |
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Con motivo de la gran fiesta de Pascua, subían a Jerusalén no sólo judíos de Palestina y de todos los lugares del mundo, sino también otros que, sin haberse hecho "oficialmente" judíos, seguían al Dios de los judíos a pesar de ser gentiles, es decir, no del pueblo judío. Este era el caso de los griegos de que habla el evangelio y que, atraídos por Jesús, piden a sus discípulos que les lleven hasta el Maestro. En su respuesta, Jesús explica en pocas palabras el sentido de su vida y su misión. Él ha venido al mundo para entregar su vida, para, muriendo, dar un fruto abundante, la salvación de los hombres. No ha venido a salvar su vida, sino a perderla por amor. Esa entrega y esa muerte serán causa de su glorificación. Y el que quiera ser su discípulo tiene que seguirle, aceptando su mismo programa, estando donde Él está, y, como a Él, el Padre lo premiará. |
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Lee el Evangelio y copia en tu cuaderno la frase que más te ha gustado o resume la idea que te parece más importante: |
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Reflexionamos Tú eres discípulo de Jesús. ¿Te has dado cuenta de que si los demás lo saben pueden acercarse a ti, como aquellos griegos a Felipe y Andrés , y pedirte que les lleves a Jesús? Pero si nadie lo sabe... Jesús dice que para dar fruto hay que morir. Pero, mientras a cada uno nos llega ese momento, hay otras muchas maneras de "morir" para poder dar fruto. Lo dice Él también: todo lo que supone renuncia de nuestro gusto, de lo que nos apetece... para hacer lo que Dios quiere que hagamos en cada momento. ¿En qué cosas o situaciones puedes tú "morir" para dar fruto? |
En la Eucaristía del Domingo lo ofrezco a Dios junto con el pan y el vino. |
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